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Foto del escritorAkãchará

Diario de la transición de música al streaming


Me acuerdo como si fuera ayer del primer casete que me compré en el Best Buy. Mi bien más preciado hasta el momento, 1997 Dance, me cambió la vida. Anteriormente, me iba a las tiendas con mi madre y su novio, su novio trabajaba en una tienda de música, de esas como la película, High Fidelity. Me acuerdo de los colores, la cantidad de cintas y posters, la variedad, el tacto, las cajitas, el dependiente de la tienda que lo veías como el dios que todo lo sabe. En años previos, de pequeña, me habían regalado un walkman, coleccionaba cintas como si fueran cromas, quienes me regalaran, del género que fuera, me hacía con ello. Y de repente vino el cambio, empecé a ver más y más CDs, las torres de los ordenadores empezaron a cambiar, los floppy discs de repente cambiaron a discos. Y empezaron los nuevos muebles, las estanterías especiales, los libros con su plástico para ir guardando todos los discos que tuvieras. La nostalgia me entra cuando pienso en aquella aspiración de tener en casa un estéreo, de esas que tenían para que se reprodujera tanto cintas como discos, algunos hasta tenían para poner dos casetes y 3 CDs a la vez y que se fueran alternando. Y yo de enana maravillada con el cambio repentino. Las letras y las portadas de la música en físico, eran libros a veces parecían diarios, siempre traían fotos exclusivas o las mismas letras de las canciones estaba fotocopiada con la letra a mano del artista. Una pasada. Me acuerdo del precio 20 dólares para arriba, y si eran de dos discos, cuidado, ya podían valer 35 dólares. Era la época del apogeo total del formato del disco compacto. Aún podías elegir entre casetes y CDs, pero todos sabíamos que en CD sonaba cristalino, sonaba diferente, por lo menos era nuestra sensación. Los discos aún eran para los elitistas, y aún era difícil conseguirse un walkman de Cd, era caro y aparte no era practico llevarlo encima, no podías ponerlo de lado sino se rayaba o saltaba, por lo tanto solías tener para las dos cosas, o el antiguo deseando que llegará algún versión mejorada.


La calidad del sonido desde un punto de vista objetivo bajó considerablemente, el espectro de sonido de los medios analógicos tienen un número infinito de gradaciones, mientras en el mundo digital toso está seccionado en un número infinito de fragmentos. Son peldaños de ceros y unos, en lugar de una pendiente suave. La ‘’ artimaña’’ consiste en hacer creer que toda la información está ahí, pero en realidad es solo una ilusión acústica porque hay gran porcentaje ausente. 


Me acuerdo que lo único que quería era un disco de los Spice girls o los Backstreet boys. Estudiaba y leía todos los días para saber que para Junio si sacara buenas notas, me lo iba a regalar, por lo menos uno. Entiéndeme, solo tenía 8 o 9 años. Aún en esos tiempos no se quemaba Cds, aún la única forma de escuchar las cosas era comprándolo o sino tenías que sentarte a ver TRL en la MTV para ver el último estreno, premier mundial del tema que fuera. Sino ahí te quedabas, a esperar que sonara de nuevo, a esperar para ver tus ídolos de nuevo. En la radio obviamente sonaba pero tener una canción en tus manos era considerado un tesoro. Primero por el precio, segundo la delicadeza que tenía tanto el casete como el cd, en el casete se podía dañar la cinta, y el cd, se rayaba. Aún no había llegado la época de quemar discos.



En 1999 la industria del CD estaba en su mayor apogeo, por ejemplo Universal disponía de 1000 millones de presupuesto ese año para fichar y promocionar artistas.

Al mismo tiempo que eso sucedía, un adolescente, Shaw Fanning hizo posible que la piratería ya no se limitara a unos cuantos ‘’ freaks’’ expertos en informática, y creó un servicio para compartir servicios entre iguales ‘’peer to peer’’, que conectaba a usuarios a un servidor centralizado donde podían intercambiar MP3. Su nombre era Napster, y se podía utilizar sin coste alguno. Solo un año después ya tenían veinte millones de usuarios. Esa era la máquina de discos digital que algunos soñaron, y era gratis.


Y de repente, llegó el escándalo de Napster, los bootlegs, la popularización de los sistemas de intercambio de archivos P2P (Napster, Soulseek, Torrent, Kazaa, eMule, Limewire), la piratería, las tiendas online (iTunes, Amazon, eBay)….

Napster surgió con Shaw Fanning, creó el servicio de compartir archivos entre usuarios. Entre ellos podían intercambiar el formato mp3, en su momento era gratis y nadie lo temía. Y así, de un día para otro, cambió la industria de ser algo controlado a ser un total free for all. La venta de los discos y cualquier tipo de venta de música en físico decaería tremendamente.


Y así, empezó la era del Mp3. De repente todos teníamos internet en casa. La banda sonora de mi preadolescencia sonaba a la horrorosa carga de la linea de internet, “EEE, KRRR, HCHHH, UUU”… la famosa frase de “You got mail“ de America Online. La música se volvió gratis, los únicos que realmente pagaban por los temas, bueno algunos, eran los que tenían un Ipod. Como no, llegó el auge también de Apple, los amos de hacer que la gente pague por lo que ya no tienen que pagar. La compañía Apple fue de los primeros visionarios en comercializar el reproductor como tal, y fue la sensación más grande de EEUU. Por lo menos así se vivió a pesar de que fuera Diamond Multimedia los inventores auténticos del formato mp3. El 23 de octubre de 2001 se presentaba el primer reproductor multimedia portátil comercializado por la compañía norteamericana Apple Inc.


Steve Jobs junto a otros miembros de Apple vieron que el Macintosh estaba quedándose fuera de la "revolución musical" del 2000, la cual había sido originada por Napster, ya que no había programas que reprodujeran el formato MP3 en esos ordenadores. Debido a esto, decidieron realizar la compra del programa de gestión musical "SoundJam" que a su vez fue mejorado y renombrado iTunes después de su compra.



Por otra parte, en vez de hacer casetes personalizados o tener la suerte de tener un Ipod, ahora dibujabas encima de tu disco, y hacías cds personalizados con Windows Media Player. Si alguien había comprado el nuevo álbum de Outkast, si tenías Windows, olvídate, ya podías quemar el cd entero, por lo tanto ya daba igual que se rayara el disco, ya tenías los temas y podías compartirlos en programas como Limewire o Emule. Algunos hasta vendían discos quemados en la entrada del instituto. La revolución del MP3, la aceleración de Internet, la popularización de los sistemas de intercambio de archivos P2P (Napster, Soulseek, Torrent, Kazaa, eMule), la piratería, las tiendas online (iTunes, Amazon, eBay), el iPod…. Ha jugado un papel imprescindible a nivel de producción, distribución y el consumición de la música.



El primero en conseguir el disco llegaba a clase o al barrio con su boombox y lo ponía a todo volumen, sino te habías enterado eras el pringado, literalmente existía alguien, el dios del altavoz, que llegaba y te daba la noticia hasta antes de la MTV o del BET. A partir de Napster, todos teníamos un primo o el colega informático que podía conseguirte la música que hiciera falta. Porqué había mp3, aún así, no todo el mundo tenía ordenador, eso de que todo el mundo tuviera ordenador vino después, y si eso, era un ordenador por casa. Igual que la revolución del internet, internet iba cada vez más rápido, la manera de comunicarte ya no era tan lenta, por lo tanto la manera de compartir también, juntando archivos pequeños y de repente la mensajería instantánea, era un bomba de consumo a una velocidad que nunca se había visto antes.


La manera en la que cambió el mundo con internet, el grabar, distribuir música y venderlo, fue radical. De esperar y valorar cada parte y ramificación de la creación de la música, las fotos, las letras, el empaquetado, todo esos detalles empezaron a desvanecer. Y más todavía con la aparición de sitios como Myspace para promocionar tu propia música, la transformación de tener que ir fisicamente a una radio y darles tu mixtape, o ver películas como 8 millas y aspirar a ganar un batalla de gallos, de repente cambió, cambió completamente el modo de moverte en la escena musical, un agente o un sello, en un sólo click podría ver tu perfil y ficharte. Así mismo surgió Nicki Minaj, un fichaje de Myspace hecho por el mismo, Lil Wayne, padre del trap.



La tercera ‘’ revolución’’, así pues, que marcará un hito en la historia de la música, tiene que ver con el fluir de información en la era digital. Se replantea la industria basada en la venta de unidades físicas, la importancia de los medios de comunicación tradicionales como la televisión y radio que tanto habían hecho en difundir la música durante el SXX, y además vuelven a plantearse cuestiones que parecían muy bien definidas como la autoría, la apropiación... las fronteras entre lo amateur y lo profesional también se desdibujan.


Aquí ya debería empezar a hablar no solamente de la venta de canciones sino también de la creación de ellas. Empieza la facilidad de crear con ordenador y los nuevos sistemas de grabación digital (ProTools, Reason, Ableton). Desde 2000 hasta 2020 ha sido el giro total de la industria musical. Así surgiendo también: , los portales musicales (Pandora, Rhapsody, Last.fm, Spotify, Grooveshark), las redes sociales (MySpace, YouTube, Facebook, IG…), los sistemas de identificación (Shazam) y de recomendación musical, el auge de los festivales musicales, o la generalización de los sellos digitales.


Una prueba de esa facilidad de grabación y creación, tuve la suerte de vivirlo cuando ocurrió la transición. En el mismo 2005 estábamos con ese hambre creativo en casa de los chavales intentando averiguar como grabarnos un tema. Fruityloops, Cubase, cualquier grabadora automática del ordenador. Lo logramos, ya no era tanto cuestión de dinero, era más bien de habilidad de informática, cómo bajarte el programa, quién lo tenía, cómo te lo podía pasar, qué amigo maneja el qué. Era el increíble momento de poder conseguirlo todo de repente, o te bajabas al cyber para averiguarlo o todos nos juntábamos alrededor del ordenador de la madre de alguien. Los jóvenes nos dimos cuenta y empezamos a hacer música con menos edad, si yo empecé a hacer videos con 11 años, ya estaba grabando mis primeros temas con 13 años o 14 y subiéndolos a Myspace conectando con gente de todo el mundo. Todo iba más rápido, el mundo en sí, la tecnología, la forma de consumir, hasta la manera de crecer, el espabile callejero, la forma de pensar y de comunicarte. Podías hablar con gente en otros países fácilmente y apoyaba tu música. Era algo realmente potente y cautivador para gente como nosotros, nos habíamos acostumbrado a idealizar a los músicos o cantantes del barrio o de algún barrio de un país lejano, y de repente podían oír tu música, o te lo comentaba. Hoy día ya hay ciertas barreras con esas cuestiones, pero en aquel entonces, internet creó una cercanía, una igualdad entre artistas, una oportunidad para todos.



Se está produciendo más música que nunca porque hoy en día las nuevas tecnologías permiten a cualquiera con un ordenador y una tarjeta de sonido crearse un verdadero estudio de grabación casero que prescinde de los grandes estudios de producción. La industrialización y cantidad de equipos informáticos ha dado lugar a un mayor acercamiento de las personas al terreno de la producción y la creación musical y todo ello sin necesidad de grandes conocimientos musicales ni incluso informáticos.



Value Gap

Sin embargo, aquí empieza el problema de tener un abanico tan amplio de posibilidades y facilidades. ¿Será verdad que cuando todo es demasiado fácil, empieza a perder valor? De repente nadie pagaba por discos ni por la música, empezó youtube y los videos, pero no había remuneración. Aquí nace la crisis del artista que sigue hasta hoy en día. Como no hagas conciertos no hay forma de ganar dinero. Los sellos también perdieron valor, en los 90s todos queríamos formar parte de uno, sabíamos los nombres, quienes habían fichado a quien, era casi una especie de fanatismo parecido al futbol. Ahora ser artista te da la posibilidad, casi podríamos llamarlo obligación, de autogestionarte. Ya no existen esos caza talentos como antes o por lo menos de la misma manera, ahora según tus propios seguidores, propio trabajo y organización, si ya eres popular por tu propio mérito, quizás apuesten por ti. Como mucho la mayor forma de volverte popular es ir a la tele a un concurso y ganar seguidores, o de influencer, jugar a ser alguien a través de apps variados. Siguen habiendo miles de estudios de grabación desde la más baja calidad hasta la más alta, diría que hay una gran cantidad de creativos y cualquiera puede hacer música, realmente tenemos toda la información y miles de maneras para hacerlo sin tener que tener un instrumento ni voz, con un programa basta. Sin embargo, van bajando cada día las ayudas en la cultura. Los centros de juventud antes tenían estudios de grabaciones, preparaban conciertos, talleres de música de todo tipo. Es algo que notablemente ha bajado. Los concursos, las ayudas, es como si tuviéramos todo el material pero como si nos hubiésemos abrumado de tanta posibilidades que de tanto tener no puede suceder porque somos demasiados. Hay un estudio que explica que el ser humano cuando tiene demasiadas opciones delante se abruma y prefiere hacer nada. Hay que darle un pequeña selección sino nunca va empezar ni se va enganchar ni va valorar lo que tiene delante. (Streaming Wars, Elena Neira) Así, mismo funciona Netflix, así enganchó a los millones de usuarios a través de un análisis de comportamiento. Hay tanta cantidad de producto que ha perdido su valor y el usuario se siente abrumado y aburrido. El artista se encuentra abandonado y hay una falta de colectivos, programadores, estudios que funcionen conjuntamente. En realidad, debo decir que hay muchísimos, pero si tenemos un estudio de grabación por cada calle y por cada barrio, se esparce y solo llegan a los 100 colegas. Esa es otra también, la velocidad y el consumo, la necesidad de crear un producto o lanzar una canción cada dos a tres semanas ha creado una división entre los artistas, creando rivalidad como si se tratara de producto y no de arte. A mi punto de ver, esto baja bastante el modo de vida y pensamiento anterior. El underground no era una cuestión de puretismo sino underground eran aquellas fiestas donde conocías todos esos grupos, se juntaban se apreciaban se movían juntos, si sacabas un tema, no era un tema sino un disco, y ese disco iba tan lejos como iba tu amigo, porque tener algo físico en las manos era necesario, era tu carta de presentación, eso luego llegaba a la radio o a un sello, era un proceso, podríamos llamarlo una especie de filtro de calidad o casualidad. Para contrastar, hoy día la carta de presentación ya no es física, sino que es una cifra. Personalmente, creo que debido a esas cifras, se ha vuelto muy robotizado todo, un poco más frío y competitivo, el panorama musical. Todos están pensando en números y beneficios. Pensar en beneficios siempre pasó, pero era de otra forma, quiero decir que era todo más real, más palpable, la era digital no ayuda a la hora de la creación de colectivos porque realmente todo está pasando en las redes. ¿Hay personas detrás, o simples estrategias, o está todo el mundo emparanoiado que si me miran esto o lo otro? Creo que lo que sí se mantiene firme, y mantiene a los artistas actuales en pie, es la posibilidad de hacer conciertos y aparecer en festivales. Creo que es necesario tener más concursos, y no por votación online de “pasáme el video de tu colega a ver cuantos votos consigue”, sino de crear concursos no hechos para un público influencer, sino concursos y ayudas para artistas. Planes del gobierno, apuestas por la cultura, información para quienes están empezando. Ayudas y inversiones en plataformas que quieren hacer un streaming más legal para si tenemos que seguir autogestionandonos que haya un sitio, un donde, un apoyo para hacerlo, que sean los mismo ayuntamientos y fiestas de pueblos. Por otro lado creo que una buena estrategia sería estudiar un poco como logró Netflix convencer a gente para pagar por ver cosas que podían descargar y ver gratuitamente. Si Netflix logró hacerlo para el streaming audiovisual, tiene que haber alguna alternativa para la música. La cuestión es invertir y qué se junten.


https://www.theguardian.com/music/2021/jan/16/spotify-are-selling-adverts-not-music-how-to-stream-ethically


En el articulo anterior se encuentran buenas propuestas, pero claro, igual que Netflix tuvo que tener a las productoras y sus licencias convencidos y subidos al carro, es importante que los sellos también estén dispuestos a unirse a ciertas plataformas para poder pedir los royalties merecidos por los artistas. Si no se unen los artistas y los sellos, va ser muy difícil cambiar y mejorar el panorama musical para el día de mañana poder volver a comer de ello y no solo de conciertos.

En cuanto a si puede existir un proyecto musical fuera del streaming y aún así tener presencia en la industria musical, creo que la palabra clave está en industria. Si estuviésemos hablando de éxito, que es una palabra bastante relativa, claro que se podría tener un proyecto que funcione, pero cuando hablamos de Industria musical creo que podemos decir que internet es su casa y un proyecto musical vive ahí, internet es lo que lo internacionaliza, cada país y aplicación es una habitación donde ronda, así se crea un mundo musical actualmente. Si ya tienes en cuenta la convergencia, internet es literalmente la base de todo. La convergencia es algo en lo que se basa todo la media actual y se trata de las publicaciones, posts, memes, usos varios en la s plataformas, los chats, todo el data que se crea alrededor de alguna pieza. La convergencia es la participación de la gente. Ahora hay usuarios dinámicos, que tienen el poder de decisión.

Quizás a nivel nacional podrías tener un proyecto con presencia pero aún así, si tuviera un poco de éxito ya se hablaría de ello por las redes, porque nuestra sociedad está tomando forma en internet, es donde muestra su cara, internet es básicamente el hogar de todas las personas hoy día. El futuro está en manos de la gente en las redes. Internet y las plataformas son el nuevo bar de la esquina, es el nuevo kiosko, el twitter, es el nuevo cotilleo de la peluquería, los videos de youtube son aquellos conciertos en aquellos sitios con esa lista de nombres exclusivas, las suscripciones son la sala VIP. Tener presencia en la industria musical en 2021 se define por internet. Se define por tu presencia online, y como dije anteriormente, antes un disco era una carta de presentación, ahora es tu perfil y mejor dicho, tus cifras , sean verdaderas o falsas.


















Bibliografia


Apuntes Tortel




Apuntes Historia de los medios


Streaming Wars, Elena Neira


Cómo dejamos de pagar por la música, Stephen Witt




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